Anda esta semana revolucionado el patio a partir de la interesante comparativa de los precios de los ebooks que han publicado Alberto Vicente y Silvano Gozzer en el blog Anatomía de la Edición.
Los más críticos han querido cuestionar el rigor de una fiabilidad que ellos no pretendían, quedándose así en lo anecdótico y eludiendo lo que hay en el trasfondo, que a mi entender podría resumirse en:
- La referencia es siempre el precio en papel, y es un error. Coger un taxi no vale lo mismo que comprarse un taxi. Ni tan sólo un poquito menos. Cuanto antes nos demos cuenta y aceptemos que leer un libro no es lo mismo que tener un libro, mejor.
- Los editores, en parte arrastrados posiblemente por Amazon, están fijando el precio con un único criterio: en la medida en que afecte a la venta en papel. Quizá ahora tiene sentido, pero no será así en el futuro.
- Mientras tanto, el lado oscuro crece, se convierte en hábito, ofrece mejores productos: cada vez es más fácil encontrar pedeefes optimizados para pantalla de 6 pulgadas, y en el piso de arriba las editoriales ni se lo plantean.
- Los pequeños editores y los autores que no venden cienmil ejemplares tienen mucho que decir. Y cuentan con una ventaja: a ellos se les piratea menos. No deben dejarse arrastrar por la tendencia. Ellos pueden hacer guerrilla en las redes, crear comunidad... y el precio es también un arma. No todo es Planeta ni Mondadori, y no todos son Larsson o Dan Brown.
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