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20.12.04

Gráfistas vs. industriales

En ocasiones hecho en cara a las estrellas que a mí me tocara el don de la gráfica, cuando lo que de verdad tiene que ser bonito es lo del mal llamado diseño de producto. Y a propósito, cómo hecho de menos lo del diseño industrial: aquí entre lo que se nos llenó la boca primero con el puto proyecto y su cultura, que a ver si lo dejan ya por agotado, y ahora que en las escuelas ya no se habla de diseño industrial sino de producto, casi que da gusto cuando te encuentras con un abuelete diseñador de esos de más de cuarentaicinco, que te habla de industrial con orgullo. Aiquehoerse con la palabrería.
Decía lo de industrial porque les veo (en Valencia y en Barcelona, que aquí en Madrid o no hay o se esconden) como que lo viven con más quietud y reflexión. Eso puede darlo el que cuando haces una silla o una lámpara, debe uno quedarse como refocilando en la reflexión de que acompañará treinta años o más la vida de muchas personas, en sus mudanzas, en sus esperas y en sus desesperaciones, en el amor, en la enfermedad, en la suerte... y en cambio una página diseñada dura un día, un cartel una semana y un logo, a lo más, cinco años sin que alguien lo “revise”. También puede que influya el hecho de que con un buen trabajo de gráfico llegas a fin de mes, a lo sumo, y en cambio, aunque sea un topicazo incierto, con tres o cuatro pelotazos “de producto” hay quien cree que se podría vivir de los rollaltis.
Sea lo que sea, a mi me parece que los producteros van por la vida con mas tranquilidad, viendo pasar el río y refrescándose los pies, mientras que los gráficos creemos que nos lo tenemos que beber entero. Y eso sin tener en cuenta el ahorro material y la paz espiritual que debe producir no tener que llevar ni gafas de pasta de colores, ni perillas o patillas de cincelado imposible, y que como en los muebles que crean, sólo han de combinar para vestirse negro, crudos y grises. Y como sucede al hablar, a veces empiezas a escribir teniéndolo muy claro y cuando lleva una tres párrafos, ya no se acuerda a qué venía esto... pues ahí queda, que tengo prisa que se me lleva la corriente.
(de Pseudonimma)

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Álvaro Sobrino. Diseñador gráfico, periodista y editor.
Mantiene una columna en la revista VISUAL, con el nombre de Crónicas de Pseudonimma, donde recoge opiniones de otros y las suyas propias acerca de la actualidad del diseño español.