...divino tesoro
Ándense –andémonos, debería decir– con ojo los grafistas de mi generación, que los que suben han entendido mejor el diseño que nosotros. No me refiero a la "res frumentaria", el trabajo que hacemos para vivir, en eso cada cual va por donde va, y no es el caso hurgar ahora en el conflicto generacional.
Me refiero al modo de posicionarse en ésta nuestra pequeña selva. Hoy ya no valen esos esplendorosos folletos de autopromo (cuando no libros enteros, la autosatisfacción cerebral como ejercicio no conoce límites entre nosotros), para mayor gloria del ego del artífice y en menor medida del de sus clientes. Menos pudientes y mucho más imaginativos, los jóvenes han encontrado un filón en las sinergias con los proveedores, también en el ejercicio no remunerado a cambio de libertad y repercusión, para así llegar a donde quieren por el camino de la inteligencia. El paradigma y origen lo encontraríamos en aquel Evolutive de Bruno y Toni (con toda mi admiración, lo saben). Pero hay muchos casos más.
Y como quiera que el fenómeno no se ciñe al grafismo (es extensivo a los fotógrafos, los estilistas, los diseñadores de moda, los cibercreadores, los ilustradores, los músicos, incluso los publicitarios con sus truchos...) ha desencadenado que aparezcan revistas alternativas que basan su contenido en esta fórmula (Rojo, Belio, el ya desaparecido Ciclo...), o en el aprovechamiento de la fórmula. Otras que ya existían han incorporado a sus páginas secciones para tal uso y disfrute. Y no digamos ya cuando el fenómeno se traslada a la red, donde el “coste soporte” desaparece, con lo que tiene de doble filo: se está demostrando que el papel y la impresión son cada día más un filtro para la calidad. En la red hay mucho más, tanto –y tan mediocre– que las perlas quedan diluídas.
Son ejercicios de investigación, de propuestas alternativas, y que encuentran salida siempre por las más recónditas grietas de lo establecido. Y cuando son buenos, y la eficacia, y la suerte quizá se ponen de acuerdo, evolucionan a productos que nada tienen que ver pero que engrandecen el fenómeno: ha sucedido con aquel Neomanía, hoy Neo2, que de folletillo se ha trocado en un proyecto editorial de una envergadura y proyección que afortunadamente sus editores aún no se han creído pero que es real; y digo afortunadamente, porque cuando suceda quizá pierda parte de su interés. O lo venderán y se forrarán y me alegraré por ellos y sus herederos.
Y se preguntará alguno a qué viene tanto análisis (incluso podrá sospechar que todo es excusa para lanzar flores a mis amigos, que también). Es una cuestión de contraste. Mientras estas experiencias se fraguan a golpe de cerveza y buen rollito –qué pocas envidias hay entre los jóvenes– los mayores se empeñan (¿nos empeñamos?) en una política de asociacionismo rancio, exclusivo y excluyente, tan alejado de la realidad. Si la nueva generación ha optado por ese otro corporativismo activo y activista y da la espalda a lo establecido, es que algo estamos haciendo mal. Sólo la adegé parece mínimamente sensible a estas cosas, en su lucha por deslastrarse (o “deslaustrarse”) de lo que fue y no quiere seguir siendo. El resto, está a años luz de ni siquiera plantearse un mínimo cambio de rumbo, de apertura. Al contrario, se mantienen con sus defensas a ultranza del establishment, con sus miniferias endogámicas e intrascendentes, sus premios y eventos endogámicos e intrascendentes, sus publicaciones rancias, y como no, endogámicas e intrascendentes, sus connivencias con quienes manejan el dinero público para la supuesta promoción del diseño siempre que sea endogámico e intrascendente. El contraste es dolorosísimo. Sigan ellos si quieren con ese corporativismo gremial e incluso aspirante a colegial, esa batalla es anacrónica, y está perdida de antemano, el tiempo se encargará de ello. A cambio, muchos seguiremos pendientes de lo que maquinan los outsiders para, no duelen prendas al reconocerlo, aprender de ellos.
... y la reflexión
De todo lo anterior habrá quien deduzca que me pierde la pose, y que en mi lucha contra mi "tempo" he decidido cambiar mi dosis diaria de colágeno por el esnobismo de las tendencias. Vale. Pero son los mismos que han relanzado el debate sobre nuestra profesión. Es la otra cara de la moneda, pero es la misma generación; me refiero a esos foros alternativos: Grrrr en cuanto a lo impreso y media docena de webs y e-zines que mantienen viva la reflexión teórica de lo que hacemos. Y otra vez, las asociaciones y sobretodo los “promotores” se han dejado ganar por la mano, tan enfrascados ellos en su miopía del diseño como herramienta para la competitividad y la exportación (“el diseño debe abandonar las páginas de cultura para saltar a las de economía” se ha llegado a decir). Pues no. Se equivocan, quédese el diseño en el ámbito de la cultura y el bienestar de las personas, que el negocio se dará por añadidura. Y que nosotros lo veamos.
(de Pseudonimma)
Este blog está discontinuado
Hola. Este blog ya no se actualiza. Pero me pareció bien que todo este material siguiera estando ahí. Por si alguna vez alguien quiere leerlo, y por contribuir a la basura informática.
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22.1.06
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Álvaro Sobrino. Diseñador gráfico, periodista y editor.
Mantiene una columna en la revista VISUAL, con el nombre de Crónicas de Pseudonimma, donde recoge opiniones de otros y las suyas propias acerca de la actualidad del diseño español.
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