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16.11.08

premios nacionales

Ha acabado el proceso de nominaciones. Ahora toca la labor al "comité intermedio", que hace la primera criba, y le tocará después al jurado decidir.
A mí el Premio a la Empresa cada vez me interesa menos. Si analizamos los premiados anteriores, vemos que hay una cadencia hacia las empresas de muebles y objetos, pero ya lo tienen todas las que lo tienen que tener, incluso alguna que no está tan claro que lo mereciera y que afea la muestra. Desde el ministerio ha habido siempre una cierta presión por las grandes empresas exportadoras, y no voy a volver a hablar del affaire de Talgo de hace unos años. Así, habría que abrir una nueva vía. Yo quiero proponer una: el Premio al diseñador se dá a una persona, a lo sumo dos que trabajen juntas, aunque en muchos casos hay un estudio detrás más o menos grande. Y sin embargo hay empresas de servicios de diseño que merecen ese premio, pero al no existir una cabeza visible (muchas veces por la generosidad del líder, que renuncia a poner su nombre al del estudio) no "optan" a premio. Se me ocurre en primer lugar SUMMA, pero también Morillas Brand Design, Addison España, o Vasava, y saldría una lista de cuatro o cinco nombres más. ¿Porqué no empezar a darle el premio a la empresa a esos equipos?; entre otras cosas, con esta fórmula se evitaría la duplicidad que supone el Principe Felipe a la Excelencia Empresarial en Diseño.
Respecto al premio a los profesionales, se impone rebajar de nuevo la barrera de la edad, como se hizo con Isidro Ferrer, no sin críticas por ello. En la frontera de los cuarenta hay unos cuantos grandes diseñadores que han adelantado a sus mayores, y que sin embargo se quedan fuera de la terna por "jóvenes". Menudo atraso. Y también habría que rebuscar entre los activistas: Juli Capella, Albert Isern, Ramón Úbeda y tantos otros que a su trayectoria profesional unen los esfuerzos por dignificar y promover esta profesión. Eso, lejos de ser una ventaja, en un handicap para alcanzar el premio.
Y queda el tema eterno de la dotación. Con ministerio de nuevo cuño, presupuestos desde cero, ahora sería el momento. Esperemos que no se pierda la oportunidad.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

'Muchas veces por la generosidad del líder, que renuncia a poner su nombre al del estudio' ¿Y pones de ejemplo a Morillas Brand Design?

Creo que es muy cutre que un premio como el Nacional de Diseño no tenga un equipo propio que perfile las nominaciones, y sean los mismos futuribles premiados los que se autonominen. Ni dice mucho de ellos, ni de los premios.

Por sugerir, sugeriría a los que han priorizado su trabajo como diseñadores, al de relaciones públicas o empresarios. Aunque seguramente a estos, nadie los nomine, jamás.

Alvaro dijo...

Bueno, el estudio de Morillas se llama Morillas desde que él era un niño y su padre hacía carteles y esculturas maravillosas...
Tampoco me consta que haya futuribles entre los nominadores, son los ya premiados y personas y organismos relacionados con el diseño, que no son diseñadores y por tanto no son futuribles...
Y la mayoría de los que tienen el premio nacional, no son precisamente los que mas dinero han ganado: ejemplos como Peret, America Sanchez, Mario Eskenazi,Isidro Ferrer, Cruz Novillo, Daniel Nebot, Pati núñez ni tienen grandes estudios ni aviones privados.
Pero bueno, que son opiniones.

jb dijo...

Yo conozco a un futurible que cada año se preparaba un dosier para su nominación. Ahora bien, quizás sí era por petición de alguna institución de las que citas...

Precisamente America Sánchez o Mario Eskenazi, no son Summa, Addison o Morillas.

Erredé dijo...

Me encanta este blog, creo que sueles dar en el clavo y es importante que haya una voz crítica en el terreno del diseño, tan vapuleado sobre todo por las instituciones.

Por cierto, en español, "nominar" es poner nombre a algo, no seleccionar. Por favor, no te dejes influir por la televisión y no americanices tu lenguaje.

jb dijo...

Según la rae:

Del lat. nomināre).
1. tr. Dar nombre a alguien o algo.
2. tr. Designar a alguien para un cargo o cometido.
3. tr. Presentar o proponer a alguien para un premio.

Anónimo dijo...

"Se me ocurre en primer lugar SUMMA"
...estaràs content... :-)

Por cierto, no estoy de acuerdo con la dotación económica. (Tampoco en traductores, sociólogos o químicos) Creo que el dinero debería tener una finalidad,invertirse para financiar nuevos proyectos, no para engrosar aún más los bolsillos de los que los reciben.

Por ejemplo, en los Premios Principe de Asturias, a menudo se premia a personas ya premiados(ya sea con un Nobel o un Wimbledon)Galardones, a su vez, ya dotados con suculentas dotaciones económicas...

¿Qué harían Summa o Stua con unos pocos miles de euros más? ¿Un aperitivo? Comprarse otro Cayenne?

Alvaro dijo...

Jordi, pues sí que estoy contento. No me parece un mal premio. Aunque me molesta que nadie se acuerde de aquella SUMMA de los inicios. Aquello fue un bombazo. Revolucionó, junto con La Nave en Valencia, la manera de entender esta profesión.

Anónimo dijo...

Ei! Que no lo decía en segundas ni nada! A mí tampoco me parece mal.

Aunque personalmente, prefiero los caminos que han tomado Eskenazi y Claret, supongo que empresas como Summa también merecen su espacio.

Yo la idea -seguramente equivocada- que tengo de Claret y Eskenazi, es que desertaron cuando el estudio se convirtió en fábrica. Pero me gustaría que explicaras aquellos inicios y el motivo de la desersión.

Álvaro Sobrino. Diseñador gráfico, periodista y editor.
Mantiene una columna en la revista VISUAL, con el nombre de Crónicas de Pseudonimma, donde recoge opiniones de otros y las suyas propias acerca de la actualidad del diseño español.