(Actualización el 1 de septiembre de 2009). Recibo una carta de D. Esteban Beltrán, Director de Amnistía Internacional. Pide disculpas, y matiza aspectos en los que él tiene razón. Quede dicho. Sigo siendo fan del trabajo que hacen. Y tan incondicional como siempre.
Amnistía Internacional, no todo valeHay pocos iderarios y labores con los que me identifique y admire más que los de Amnistía Internacional. Hace unos años realicé para ellos un cartel para una exposición colectiva sobre los derechos humanos. Esa exposición se ha repetido hasta la saciedad en distintos lugares y organismos sin que a los autores se nos comunicara. Se han editado en distintos formatos folletos y catálogos, no sabemos cuántos, sin que tuviéramos conocimiento y por tanto sin recibir al menos un ejemplar para archivo, que es lo menos que cabría esperar. Incluso me sorprendí al leer en cierta ocasión en la revista Diseño Interior que aquellos carteles los hicimos por encargo de la fundación de un banco (he de decir, que por convicciones propias, en toda mi vida he realizado un diseño para un banco).
Hoy me he pasado por la tienda on line de AI me encuentro con esto:

Con aquel cartel, que diseñé para tal función, años después, están estampando camisetas. Nadie me ha pedido permiso, no se me ha consultado si estoy de acuerdo con la adaptación (desde luego, con el color azul de fondo, en absoluto). Y lo que es peor, en ningún lugar figura quien es el autor. Una entidad para la defensa de los Derechos Humanos debe dar ejemplo, y los derechos morales de los autores están en la Declaración, en el artículo 27:
"Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora".A mí los intereses materiales me dan igual, pero soy escrupuloso con los morales. Sobretodo, porque no cuesta nada respetarlos y por tanto no hay motivo para no hacerlo. Yo creo que, además, cabe exigirles que den ejemplo. Es evidente que quienes compartimos sus ideas y colaboramos con ellos, no vamos a denunciarles, pero ello no les exime de hacer las cosas bien.
Y para que así conste, ya desde aquí
autorizo a AI a hacer camisetas con esa imagen, les
invito a hacerlo sobre un fondo de otro color, les
exijo que aparezca mi nombre en la publicidad y en cada reproducción, como por otra parte figura que así debe ser en el contrato que firmé con ellos, y les
sugiero que, por razones obvias, envíen un ejemplar de muestra de cada pieza que editen a los autores, porque no cuesta nada y es de sentido común.