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17.12.12

¿Hay que reformar la ley del libro, don Manuel?

A quienes interese el tema, tengo que recomendar este post de Manuel Gil, titulado "¿Hay que reformar la ley del libro?". Es imprescincible. Relata lo que el sentido común dicta y que casi nadie se atreve a decir en público, o dejar blanco sobre negro. Parece que es un tema tabú, y el oficialismo ni quiere ni deja hablar de ello.
Con Don Manuel he tenido en el pasado, vino blanco de por medio, algunas conversaciones al respecto. Mientras yo defendía dinamitar la ley y el precio fijo, él –más comedido y con mayor conocimiento que yo– proponía una postura intermedia: liberar el precio en todo el proceso excepto en el último eslabón, el de la compra por parte del usuario final.
Sería injusto y vanidoso decir ahora que uno de los que más sabe del mercado del libro en este país se acerca ahora a lo que yo defendía, y mucho menos que yo haya podido convencerle de algo. Porque intuyo, y ya me desdecirá si no es así, que lo que ha pasado es que la realidad no es la misma que hace un par de años. Las ventajas del precio fijo, que las hay, han sido dinamitadas por una realidad que las ha superado. El descalabro de esta campaña de navidad va a ser de órdago, y ni el oficialismo va a poder maquillarlo esta vez. Escribí hace unos días un post sobre ello, y aventuro ahora que dedicaremos los meses próximos a cuestionar la ley. O acaso sean las ganas que tengo de que eso suceda lo que me lleve a ser tan optimista.
Por si sucediera, voy a incorporar una variable al debate, para la que no tengo una respuesta clara: la remuneración de los autores. En estos tiempos en que el "adelanto de autor" tiende a cero, ¿cómo resolveremos el porcentaje de una cifra que sería distinta en cada ejemplar vendido? Reconozco que a veces estoy más cerca de los mundos de Yupi que de la realidad, pero a mí me gustaría que los autores cobraran su trabajo como honorarios, y que la cantidad porcentual por ventas fuera residual o incluso inexistente. Porque creo que es el editor quien debe correr los riesgos, y perder o ganar en función del éxito o el fracaso. Porque para eso es el empresario. Insisto, es por introducir una variable más. Pero no nos alejemos de lo sustancial: el precio fijo del libro no funciona, y es hora ya de que hablemos de ello.


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Álvaro Sobrino. Diseñador gráfico, periodista y editor.
Mantiene una columna en la revista VISUAL, con el nombre de Crónicas de Pseudonimma, donde recoge opiniones de otros y las suyas propias acerca de la actualidad del diseño español.