Los manolos, amigos para siempre
La que se ha liado en Madrid. Un grupo de interés (o de intereses, porque cada uno tiene los suyos y no ha habido más que coincidirlos) al que ya se le empieza a llamar los manolos, que mira que nos gusta en Madrid lo del sarcasmo, intentó por la ilegítima hacerse con la AEPD, y no pudiendo por la vía democrática de ganar unas elecciones, que el batacazo fue de estruendo, va y se monta la suya propia. Ha sentado mal, sobretodo porque cada quisque tiene ahora que nadar entre estas dos aguas sin enfrentarse, y eso se hace incómodo. Y caro, que no está boyante el espíritu asociacionista como para duplicar cuotas.
Vaya por delante que servidora ha tomado ya partido y no es cuestión de andarse templando paños. Lo de acercar el asociacionismo a las instituciones y su dinero es legítimo y producente, todas lo hacen y así debe ser. Otra cosa es cuando se quiere o necesita articular el colectivo en función de esos apoyos institucionales y su dinero como objetivo, que parece que es más lo que está pasando. Pero una toma partido sobretodo porque cuando parece que la AEPD empieza a rejuvenecer su espíritu con una junta renovadamente entusiasta, de nuevos nombres y que ha demostrado un activismo fuera de dudas (sea a través de la lista de correo interna de la que han salido iniciativas interesantes, lo sea a partir de las llamadas "comisiones", caldo de cultivo de otras tantas) vuelve a ser que siempre tiene que aparecer una especie de núcleo duro o politburó que reniega de la evolución o ve peligrar lo suyo, o las dos cosas, y se aferra a lo que haga falta.
No les ha faltado nada: malas artes, desprecios, incluso extraños movimientos amenazantes para acallar las voces críticas. Y mientras, el bochornoso espectáculo que desde fuera podría interpretarse como que desde Madrid se quería dar de lado a los diseñadores de provincias, que siempre han tenido su espacio en AEPD, para tratar de enrrocarse de la mano de los políticos en esa inexistente identidad del diseño madrileño. Pues quédense tranquilos ellos, los de provincias, digo, que afortunadamente hay AEPD para rato, y estas cosas cuando no matan endurecen. Los otros, los manolos, me permito aventurar que durarán mientras los intereses que mueven esa máquina no se encuentren, y siempre que haya institución y su parné que pillar. Y si no, al tiempo.
Afortunadamente, a AEPD le pilla esto en un momento de actividad renovada, que se ha visto respaldada por un gran número de socios que si andaban en el siempre respetable terreno de la apatía han visto que era el momento de arrimar el hombro. Bien está.
(de Pseudonimma)
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