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25.3.09

¿y qué pasa cuando lo estratégico es diseñar menos?

No es la primera vez que aquí se llama la atención sobre la necesidad de reorientar las políticas de promoción del diseño. Frente a los argumentos, perfectamente válidos, de que el diseño es un valor estratégico, de diferenciación, de competitividad, que potencia la exportación, rara vez se incorpora en el discurso oficial los que se refieren al bienestar, la calidad de vida, los valores culturales que también aporta el diseño, quizá no tanto a las empresas, pero sí a los individuos.
La comparación es obvia: no se incentiva la investigación médica pensando en que los hospitales y las farmacéuticas sean más rentables, aunque ello pueda ser una consecuencia. No se incentiva la lectura y la literatura pensando en el beneficio empresarial de los editores, aunque al fin sucede y está bien que sea así.
Los recursos públicos deben destinarse a quienes los aportan, que son los ciudadanos. Las empresas podrán recibir ayudas para incrementar la presencia del diseño en sus procesos, del mismo modo que las reciben para dotarse tecnológicamente o para aumentar su presencia en mercados extranjeros, si lo creen conveniente los responsables. Pero lejos de ello, se insiste en hacer “propaganda del diseño”, como si fuera la purga de Benito que ha de curar los males de las PYMES –sí, porque el diseño en el organigrama está en las PYMES, como si las instituciones o las grandes empresas andaran sobradas de diseño–.
No tenemos datos, pero lo palpamos todos los días. Las empresas están recortando en diseño más que en otras partidas. Si el consumo se retrae no es el momento de lanzar productos nuevos, de elaborar estrategias de cambio, de riesgo. Y el diseño es también riesgo, por eso genera tanto beneficio. En la administración se recorta también por el lado del diseño, en la medida que los presupuestos son menores, pero la estructura permanece intacta. O lo que es lo mismo: menos actividad para los mismos medios.
Podemos defender todos los argumentos a favor del diseño como herramienta para paliar los efectos de la crisis, y en algunos casos es cierto… pero son los menos. El diseño ni recorta gastos ni genera recursos en el corto plazo, que son las prioridades ahora. Cualquier empresario nos dirá que lo estratégico hoy es diseñar menos. Y gastar menos en publicidad. Y dejar descansar las políticas de marca para reforzar las de venta.
Quizá sería un buen momento para que se indagara en esa otra vía de promoción del diseño. La que proporciona beneficio directo al ciudadano. La que mejora las ciudades y la manera de vivirlas. La que responde a las necesidades y no a lo prescindible y supérfluo. La que hace de la cultura un bien asequible para todos y no un negocio para consumo de una minoría. Démosle todos una vuelta, quizá encontremos por esa vía un posicionamiento nuevo a nuestra actividad, posiblemente tan rentable como el otro, incluso más en tiempos de crisis.
Puede parecer descabellado. Pero pensemos por un momento en los últimos años: si los promotores inmobiliarios, los ayuntamientos responsables del suelo, las políticas de promoción de vivienda hubieran priorizado, siquiera contemplado, las necesidades de los ciudadanos, quizá las cosas estarían de otra manera. Los nuevos modelos de economía tienden a invertirse. Parten de las necesidades y los beneficios individuales para alcanzar los resultados. Cuanto antes nos demos cuenta, mejor.

2 comentarios:

Mario Pedret dijo...

Sinceramente como profesional del diseño (en mi caso de producto) me hago muchas veces la pregunta de si debemos realmente seguir diseñando y diseñando, dandole vueltas a los mismos "temas de diseño". En mi opinión creo que no. No, siempre y cuando no sea un producto que como bien dices, repercuta directamente en el bienestar del consumidor y, muy importante, del medio ambiente.

Precisamente creo que esa es la línea más adecuada a seguir. Si hay que proponer en tiempos de crisis, que sea por una mejora del bienestar del usuario, pero sobre todo del medio ambiente. Reducir el impacto medioambiental del producto.

Y esto debe ser así por un aspecto que no deja duda, reducir el consumo y nuestra huella sobre el planeta, pero por otra banda, dada la cada vez más concienciada sociedad al respecto, emplearlo como estratégia de diseño y trasladarla a una estratégia de marketing y una estrategia empresarial.

Está claro que aportar, crear, innovar, desarrollar, etc, en tiempos de crisis es difícil (sobre todo en esta que afecta directamente al líquido del sistema, el crédito), pero he ahí otra labor donde puede intervenir el diseño. Realizar esa innovación de la manera más creativa/productiva posible. Como puede ser con la reducción de los materiales empleados, o la sustitución de estos por otros más rentables económica y ecológicamente hablando.

Hay ejemplos claros en los que se puede innovar en tiempos de crisis, precisamente utilizando la crisis como propio pretexto, diseñando productos que induzcan al ahorro, a la reducción de consumo, más duraderos, que cambien hábitos. Me viene a la mente el ejemplo que vi en esta web http://www.bocanroll.com/ que consiste en evitar el usar y tirar del papel de aluminio para envolver bocadillos.

Sin desmerecer el papel del diseño ante esta crisis, si creo que hay que ser, cuanto menos, cauteloso a la hora de enfocar la línea de promoción del mismo, ya que como bien has comparado, la medicina no avanza para la prosperidad de los hospitales y sus empresarios, sino por alargar y mejorar la calidad de vida del ser humano.

Desde mi humilde opinión, dejo el link a un artículo de mi blog que, dado tu carácter crítico con este "mundo del diseño" sería para mi un placer que leyeras: http://lachambredemario.blogspot.com/2008/12/un-discurso-anticuado.html

ó

http://lachambredemario.blogspot.com/2008/12/existe-el-lmite-del-diseo.html

Siento tener que poner el link a "cascoporro" pero esto no me deja linkar como es debido.

Saludos.

Anónimo dijo...

Hola Alvaro

Al igual que te critique el post anterior, mi enhorabuena por este.

Saludos

Álvaro Sobrino. Diseñador gráfico, periodista y editor.
Mantiene una columna en la revista VISUAL, con el nombre de Crónicas de Pseudonimma, donde recoge opiniones de otros y las suyas propias acerca de la actualidad del diseño español.