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18.2.10

_arcotraficantes

ARCO no es imprescindible. Calculo que voy, de cada tres ediciones, a una. Hoy he estado allí. ARCO ha perdido el encanto de lo desfasado. En los ochenta y noventa ARCO era un circo de disfraces, piezas de ironías sutiles, despropósitos (a mí me lo parecían, al menos). Aquellos días Madrid era una fiesta detrás de otra. La prensa hablaba de arte. Hoy sólo habla de precios. La transgresión de entonces era auténtica, la de ahora parece diseñada para llamar la atención de los medios, que una y otra vez pican en el anzuelo.
He descubierto un nuevo modo de visitarlo. Consiste en andar rápido, haciendo el ejercicio de mirar todas las piezas. Algún mecanismo hace que se dispare un resorte, no ante lo epatante, sino ante lo que puede interesar. Entonces paras, deleitas la obra, tomas aire... y vuelta a empezar. Es agotador, pero al menos no te vas con la sensación de que lo bueno te lo has perdido. Aunque sea una milésima de segundo, creo que he visto casi todas las piezas.
He sacado tres conclusiones. La primera es que si el arte ha inspirado de siempre al diseño, hoy es el diseño quien marca la pauta de muchos autores. Y con ello, como no podemos evitar juzgarlo como si fueran gráficas, se da uno cuenta de que los artistas no conocen las reglas, se limitan a imitar lo que ven... y claro, desde el punto de vista "gráfico" parecen esas piezas ejercicios de diseñador principiante. Estoy pensando que quizá no ha sido tan buena idea incorporar el diseño como disciplina o especialidad de bellas artes.
La segunda conclusión tiene también que ver con el diseño, y se refiere a los objetos y pequeñas esculturas. Me recuerdan muchas a las que veo en algunas tiendas de Chueca o el Gótic en Barcelona. Perfectamente podríamos encontrarlas en Vinçon o Muji. O la decoración se ha ido hacia el arte, o el arte busca de nuevo lo ornamental como función.
La tercera conclusión. En los últimos años ir a ARCO suponía ir mirando al suelo para no pisar una mierda de quincemil euros. Por fin parece que los galeristas empiezan a recular y ya no consideran imprescindible presentar las obras tiradas sobre la moqueta. Alguno queda, pero debe estar arrepintiéndose: el arte por el suelo a pasado de ser lo más a ser viejuno.

1 comentario:

lacampanera dijo...

Yo siempre veo Arco así, creo que es la única manera de verlo y poder apreciar algo entre tanto lineal de carrefour

Álvaro Sobrino. Diseñador gráfico, periodista y editor.
Mantiene una columna en la revista VISUAL, con el nombre de Crónicas de Pseudonimma, donde recoge opiniones de otros y las suyas propias acerca de la actualidad del diseño español.