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8.6.11

El día que a los lectores, a los autores y a los pequeños editores nos robaron el ISBN

ACTUALIZADO: Existe una recogida de firmas contra la privatización del servicio del ISBN
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Ayer pedimos un número de ISBN en la editorial donde trabajo. No puedo resistirme a reproducir la respuesta por email, confirmando nuestra solicitud.

“Su correo ha sido recibido correctamente. No repita el envío del (de los) formulario(s) ya enviado(s) ya que puede provocar retrasos en su tramitación. Por favor, no telefonee ni escriba para preguntar por los plazos de tramitación: la Agencia no mantiene correspondencia sobre ese asunto. Muchas gracias”. Con ello, posiblemente nuestro libro no esté en la calle hasta bien entrado el mes de julio, todo por un numerito que cuando dependía de los vagos e ineficaces funcionarios se obtenía en tres días. Y que hoy es un misterio saber cuanto puede tardar. Fastidiará nuestra labor, comprometerá la viabilidad ya de por sí escasa de una edición como las que hacemos los pequeños editores, y se venderá menos, lo que repercutirá también en los ingresos del autor.

La agencia del ISBN ha sido un servicio que funcionaba bien. Dependía de la Subdirección General del Libro, la Lectura y las Letras. Obtener un número de ISBN es un requisito obligatorio para editar un libro en este país. Y era gratuito. Está previsto que dentro de unos meses sea de pago.

Se me escapan los entresijos del cómo y el porqué, pero a finales del año pasado este servicio se privatizó. A partir de ese momento, su gestión es contratada (aunque lo disfracen con el eufemismo de “convenio”) sin concurso a una entidad privada. Estamos hablando de cientos de miles de euros al año.

Cuando era un servicio público, además de asignar “numeritos” la agencia mantenía al día la base de datos del ISBN, un instrumento esencial para editores, libreros, bibliotecas, autores, centros de formación… y lectores. Esa base de datos ha dejado de estar al día, con lo que deja de ser un instrumento fiable. ¿Extraño? No tanto.

Quien ahora se encarga de gestionar los ISBN es la (FGEE) Federación de Gremios de Editores de España. Con ese nombre puede sonarnos a que ahí estamos representados en pie de igualdad todos los que editamos, pero no seamos ingenuos. Esto es una patronal, y como en todas las patronales, tanto facturas, tanto vales y tanto decides. O lo que es lo mismo, ahí los que mandan son los grandes editores, y las decisiones se toman según los intereses de éstos.

El requisito obligatorio de tener un número para poder editar queda al albur de unos señores que son juez y parte, que deciden a quién le retrasan el trámite, y se curan en salud con ese enojante “no telefonee ni escriba para preguntar por los plazos de tramitación: la Agencia no mantiene correspondencia sobre ese asunto”. Evidentemente, aquí los editores esporádicos y los autores-editores –que tanto inquietan a los “editores de verdad”– son los que llevan las de perder, los que ya están perdiendo. El lobo al cuidado de las ovejas, y sacando de ello buena tajada.

Decíamos que la base de datos del ISBN, que cualquier ciudadano podía consultar, ha dejado de ser un instrumento fiable, lo que podríamos atribuir a los comienzos y rodaje de la nueva situación… otra vez pecaríamos de ingenuos. La FGEE tiene su propia base de datos, llamada DILVE, que se nutre del trabajo que los editores hacen “enriqueciéndola” cada vez que editan un libro. Un esfuerzo que nadie les paga, pero que hay que hacer porque hay que estar. Los editores, además de hacerles el trabajo, deben pagar por ello.
Por cierto, no intente usted acceder como ingenuo ciudadano, no podrá. Y no sería extraño que nos enteráramos más pronto que tarde de que esa base de datos se está vendiendo a quienes tienen dinero y pueden sacar partido de ella.

No hay que atar muchos cabos para entender por qué la base de datos del ISBN, a la que usted sí puede acceder, ya no se actualiza como antes. Bienvenidos a la economía de mercado. Lástima que, como en tantos otros asuntos, el mercado sea para unos pocos y nuestros gobernantes les den todas las facilidades para ello.

13 comentarios:

mina. dijo...

Ya estábamos advertidos, aunqye teóricamente se nos iban a facilitar las cosas: http://www.cincodias.com/articulo/empresas/discreta-privatizacion-isbn/20101220cdscdiemp_9/

Valentín Pérez dijo...

Las privatizaciones siempre se venden como una mejora en el servicio para el ciudadano pero casi nunca lo son, y encima esta privatización se ha hecho sin concurso y sin transparencia y entregando el servicio a quienes como tú dices son juez y parte. El servicio del ISBN funcionaba bien hasta ahora, veces había en que a mí me dieron el númerito en cuestión incluso en el acto, y cuando no, lo pasaba a recoger a los dos días y si detectaban un error me llamaban por teléfono. Ahora se hace via web y si hay un error, no te avisan, tienes que entrar cada día para comprobar si te han dado el numero, o te lo han denegado porque se te ha olvidado poner un 1 en el campo X (que en ningún sitio te dice que tengas que ponerlo y si saben que tienes que ponerlo, ¿por qué no lo ponen ellos?), etc. etc. Encima van a cobrar por el servicio, quizá 3 € que puede parecer poco, pero si se editan 70 000 titulos al año, es fácil cualcular lo que se va a ingresar por ese servicio. Como tú dices además, al estar en manos de quien está perjudicará a los pequeños editores, editores-autores, etc. y además lo dicen claramente, pues ellos mismo han avisado de que la idea es "complicar" a quienes editan poco. En definitiva que creo que los pequeños editores, autores y demás ciudadanos que se sientan timados por este nuevo sistema deberíamos manifestarnos, protestar de forma visible para que al menos el servicio sea igual que el de antes y gratuito.

Loving.Paris dijo...

Me parece realmente abrumador, así las pequeñas editoriales y los autores autopublicados encuentran una piedra más en su camino, ya de por si jodi(xx).
¿Y pq motivo hay ahí fichas tan completas y los ciudadanos no pueden acceder?
¿Y pq en la base del isbn sigue poniendo que la base está VIVA?

Ahora sí, también me indigno

Nano Torres dijo...

Solución: pedir el ISBN con bastante tiempo antes; aun sin saber el número final de páginas, dimensiones finales del libro... de cara a la base de datos es una chapuza ya que los datos finales no van a ser correctos; pero visto lo visto, no queda otra.

Otra opción sería pedirlo despues de impresión o incluso no llegar a gestionarlo, pero para los posibles libreros y distribuidores es un problema, y de cara a que el libro quede registrado tambien es otro inconveniente.

Alvaro dijo...

efectivamente, Nano. Eso es lo que hay que hacer. Pero no tiene sentido que "el sistema" obligue a que lo hagamos mal. Sería tan sencillo como que en el momento de la solicitud te dieran el número, que realmente es lo que necesitas, y todo lo demás fuera un trámite posterior, en el que se pueden tomar el tiempo que quieran. De hecho los editores grandes así lo hacen, tienen paquetes de números asignados y pueden salir al mercado aunque tarde después la agencia.
Detrás de esto lo que hay es: favorecer a los editores frente a los autores-editores, y perjudicar el ISBN como referente frente a DILVE, que es lo que les interesa. Lo más incomprensible e indignante es la connivencia de la Dirección General del Libro.

Asier Berástegui Polo dijo...

Preparad una maquinita de hacer pegatinas para poner encima del retractilado. Y en la página de créditos una nota de este estilo: "ISBN: consultar la base de datos correspondiente".

De chiste

4ojos dijo...

Tiene razón Asier: ¿El número tiene que ir impreso en el libro o vale con que exista?

Eriwen dijo...

Pues vaya mierda, al final da la sensación de que siempre ganan los mismos.

Anónimo dijo...

Esta es la realidad de las privatizaciones, por mucho que los políticos traten de vendernoslas como la tabla de salvación... Es decir:
- Elección de comprador a dedo gracias a "amiguismos" varios
- En poco tiempo subida de tarifas/precios
- Monopolio encubierto o no tan encubierto
Igualito que en USA, donde todo es privado...

Qué pena de país, así nos luce el pelo... Al menos nos queda el consuelo de los libros electrónicos en los que quizá no puedan intervenir.

Jedi dijo...

Pues nada, una cosa menos que tendremos que dejar de pagar todos los españoles con nuestros impuestos. Ojala privatizaran mas servicios de estos que solo interesan a unos pocos, pero que pagamos todos.

Alvaro dijo...

no te líes, Jedi. Que lo vas a seguir pagando. Con la diferencia de que antes podías encontrar un libro en una base de datos pública y accesible, y ahora pagarás por ello. Siempre que seas de esos pocos que leen...

Desconocido #1 dijo...

También quizá se podría ver y revisar ese convenio a ver si están infringiendo alguna norma de transparencia o servicio al ciudadano o cosas similares que también los hay. Si no, seguro que se puede revisar públicamente como han hecho el traspaso de las bases de datos, y se les podría atacar por la protección de datos. O poner simplemente quejas, eso ya ayudaría.

Jorge dijo...

No ha sido una privatización, seamos correctos en los términos, ha sido un contrato de servicios, por eso se puede decir que ha sido sin concurso ni transparencia. Las privatizaciones no requieren concurso. Al permanecer la titularidad en manos del Gobierno, no es privatización.

Álvaro Sobrino. Diseñador gráfico, periodista y editor.
Mantiene una columna en la revista VISUAL, con el nombre de Crónicas de Pseudonimma, donde recoge opiniones de otros y las suyas propias acerca de la actualidad del diseño español.