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29.11.08

Dimad, mezquinos y cicateros




Mezquinos y cicateros, no puede calificarse de otro modo. Ayer me acerqué a la inauguración de la exposición de Daniel Gil y el mexicano Alejandro Magallanes, en la Galería Roberto Resino y dentro del programa de la Bienal Matritenseamericana de Diseño, como la llama X. Alguien que estaba conmigo me comentó: “Si Daniel estuviera aquí, nos echaba a todos a bastonazos”.
Daniel era muy crítico y exquisito con su trabajo. Como cualquier artista tenía su ego, pero lo administraba sabiamente. No le entusiasmaba el figureo y era exigente con la utilización de su trabajo. No se hicieron muchas exposiciones de su trabajo mientras estaba vivo.
La exposición está en una sala de apenas cincuenta metros cuadrados, con tres paredes útiles, y una cuarta de fachada. Poco para un autor, mucho menos para dos. Ignoro con qué criterio en un espacio tan reducido se pretende que convivan los trabajos de dos autores sin que pueda relacionarse, comparar ni contrastar lo que hacen. Las piezas de Daniel están a tamaño, esto es, el del libro de bolsillo, presentadas en unos paspartús roídos y amarillentos, sin enmarcar. Se hace difícil imaginar una presentación más denigrante. Compiten con los carteles de Alejandro, magníficos por cierto, dignamente enmarcados. También están a tamaño, 50x70, 70x100… Son viscerales en el color, en el trazo y en los conceptos. Ni haciéndolo a mala idea hubieran encontrado un material que eclipsara tanto el trabajo de Daniel, mucho más sutil. Hubiera estado bien una exposición digna, ni siquiera hubiera hecho falta un despliegue enorme: un espacio suficiente, una enmarcación mínimamente digna, y sobretodo, sin zancadillas. Ponerle de telonero es un insulto a la inteligencia. Y es indecente. En los discursos, oír al director de la Bienal agradeciendo su generosidad a Magallanes al ceder espacio a la obra de Daniel ha sido patético e indignante. ¡Pero si no se ha visto en otra así!. Porque se pongan como se pongan, Daniel es el cabeza de cartel, y el que atraerá publico. Otra cosa es que la puesta en escena parece estudiada para trocar las tornas. Sus motivos tendrán. Mezquinos y cicateros. Cualquier escuela, cualquier grupo de alumnos hubiera hecho más para una exposición de Daniel. Ellos han tenido los dineros y las subvenciones, les ha faltado el criterio. Sospecho que ayer se gastó más en el catering -¡cómo les gusta el canapeo!- que en el montaje expositivo. Se han servido una vez más, la enésima, del nombre de Daniel para su beneficio, sin aportar nada. [publicado en soitu.es, el 29 de noviembre]

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Álvaro Sobrino. Diseñador gráfico, periodista y editor.
Mantiene una columna en la revista VISUAL, con el nombre de Crónicas de Pseudonimma, donde recoge opiniones de otros y las suyas propias acerca de la actualidad del diseño español.